Algo falla dentro del Arte Contemporáneo entendido como sistema. Por supuesto no voy a intentar teorizar sobre las razones que llevan a personas con una formación aceptable a ridiculizar el cánon crítico, la justificación teórica, la suficiencia de la modernidad basada en la innovación, el discurso vacío de significado. Pero hay aspectos del funcionamiento de esta maquinaria totalizadora que no convencen a muchos. El relativismo impera; todo se puede explicar, y la misma crítica, se hace significante; ella es la que, en muchos casos, otorga valor artístico a las obras que opta por proteger en su redil. "Noto en esta obra muchas horas de meditación", dice un entrevistado de aspecto bohemio ante la obra pintada por un grupo de niños de infantil, que una periodista ha logrado colar en la Feria Nacional por Excelencia... Lo cierto es que cada poco tiempo los medios de comunicación nos sorprenden con noticias como esta que se produjo en la pasada edición de ARCO: No es la primera vez ni será la última. Ya Gombrich había hecho un experimento, en el que en la salida de su facultad , había interrogado a alumnos sobre su elección entre una imágen que representaba un paisaje de Constable y otra que garabateada por un niño intentaba acercarse torpemente a la primera. Cual fue la sorpresa del profesor cuando la mayoría de los cuestionados expresó su preferencia por la segunda. En el caso de estos inermes temerarios televisivos, el espacio físico de exposición les derrumba la mirada, porque al cruzar el umbral de la feria pisamos terreno sacro, y la contundencia de la elevación a sagrado achica cualquier criterio. Para más "inri", la locuaz señora coleccionista entrevistada todavía adopta un gesto más concentrado cuando le hacen saber el precio: 15000€....Ella no se extraña y responde: "Y podría costar mucho más". Ante esta comedia de situación, uno cabría preguntarse: ¿Será el esnobismo consustancial al Arte Contemporáneo?.
lunes, 15 de junio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
21 comentarios:
Amigo Escosura: en primer lugar debo decir que la aparición de su blog me parece una buenísima noticia.
Por otro lado, recuerdo muy bien el episodio de la pintura hecha por niños que fue presentada en Arco como la obra de un artista hecho y derecho; yo también me divertí con las respuestas sesudas, respetuosas y pomposas de esas señoras y ese señor, representativos del servilismo que la letra impresa y los entornos prestigiosos inspiran a los pusilánimes y los esnobs. Ellos expresan la eterna disyuntiva que nos plantea la vida social: ¿debo obedecer a los dictados de mi corazón o acatar los dictámenes de la mayoría? ¿Digo lo que siento o repito lo que dice todo el mundo? Creo que en este punto no debemos tener dudas; aunque parezca una blasfemia, yo tomo como ejemplo la apreciación de Paul Johnson sobre los desnudos femeninos de Cezanne (nada menos que Cezanne):"Nadie ha podido explicarnos por qué nos deben gustar las bañistas de Cézanne, algunas de las cuales fueron copiadas de viejos dibujos que el pintor había hecho con modelos masculinos o con estampas recortadas de revistas (porque no soportaba ver a las modelos desnudas), y que son, sin excepción, deformes, grotescas y horrendas".
Debo confesar que mi primera reacción al leer este juicio de Paul Johnson fue un escandalizado repudio, pero tras una breve indagación en mi memoria tuve que reconocer que no podía defender los desnudos femeninos de Cezanne sin traicionar mis convicciones; efectivamente, esas mujeres de Cezanne son grotescas e indefendibles. En consecuencia me digo sí, es Cezanne, pero también me digo que como principio racional no debemos aceptar la infalibilidad del Papa ni la del mismísimo dios; y que el hecho de anteponer un nombre prestigioso a la voz de nuestra razón y a nuestro dictamen intelectual sería una inadmisible claudicación y una confesión de mediocridad tan flagrante como la de esas personas que aplaudieron el garabato infantil sólo porque estaba colgado en Arco.
Estimado Daniel, te comento pero con tiempo; muchísimas gracias
Estimado amigo:
Antes de nada quiero agradecer tu buen recibimiento;no es mi intención dotar a este espacio de ninguna periodicidad, ni siquiera pretendo que sea regular:es así que con esta premisa, tampoco querría ser descortés con personas que como tú me visitan y a los que no contesto en plazo. Mis disculpas van por delante.
En cuanto al tema del que por encima, y tomando como disculpa este conocido vídeo, me he ocupado,tiene otras muchas conexiones temáticas interesantes. Porque además de los espacios feriales, que acomplejan hasta lo cómico a ciertas personas incautas,están también los nuevos espacios museísticos contemporáneos donde las maravillas de la feria de turno irán a parar y que significará que lo allí conservado, investido del prestigio que dota lo sacrosanto del lugar, funcionará para las jóvenes generaciones como el símbolo sobre el que edificar el arte del futuro. Y claro,¿ que gobierno va a rechazar una herramienta tan preciosa e inmediata para hacer política, dirigiendo la ideologización de los que vendrán a la madurez?.Pero a fin de cuentas, y siendo optimista,creo en el sentido común, no solo de las personas , sino de la sociedad; e iniciativas como la de este reportaje, tomada en la redacción de un medio de comunicación serio, nos puede dar la medida ,ser reflejo de cierta corriente de opinión ciudadana inquieta, que se siente escamoteada por un mundo,que es hermético,y que por ahora parece autárquico.
En cuanto a las bañistas de Cezanne,es casual, pero pertinente que te comente que después de leer tu mensaje, visité la exposición que sobre Matisse,se ha inaugurado recientemente en el Museo Thyssen, y allí estaban,aunque no las grandes sino unas recoletas , que durante treinta años el propio Matisse había tenido colgadas en su estudio,y que finalmente donó a los Museos Nacionales de Francia. En la carta al Director de La Institución, le comentaba que fuesen exquisitos con el trato dado a la obra que la iluminasen como se merecía exponiéndola con cierta distancia de los espectadores, deseando que a estos les diese tanto como le había dado a él. A mi me pareció un cuadro reconfortante y bello;la vegetación construida geométricamente y las bañistas formando un todo con esa construcción.Dicen que Cezanne creo el alfabeto y Picasso el lenguaje...del cubismo.Pero me hubiera gustado que Matisse hubiera estado allí conmigo para explicarme todo lo que le decía a él.
Estimado Escosura: yo también quisiera creer en el sentido común de la sociedad, pero en tren de pesimista no puedo menos que recordar las muchas veces en que la sociedad abordó con entuasiasmo los caminos más insensatos. No cabe duda de que el reportaje en cuestión, así como la aparición del hartismo, son indicios ciertos de una reacción saludable y un claro retorno al sentido común, pero me temo que no resulten suficientes para revertir la ola de irracionalismo que entronizó al arte contemporáneo en las grandes ferias, bienales y museos del mundo. También creo que en lugar de escandalizarnos ante la claudicación intelectual de tanta gente que presume de inteligente e informada, debemos notar que no es difícil engañar a la gente que desea ser engañada, como observó el falso medium que comunicaba a un millonario con el espíritu de su fallecida mujer; de manera parecida, mucha gente desea ser engañada para sentirse parte de la vanguardia cultural y superior al resto de los mortales, o simplemente para ser aceptada en los círculos que le parecen estimables. Freud señalaba la necesidad de "vinculación libidinal" para explicar nuestra necesidad de creer aún a costa del sentido común o, en otras palabras, nuestra necesidad de ser engañados. Me parece que esas claves son muy útiles para entender cómo tantos pueden creer que al ser llevado al museo el mingitorio se convierte en una obra de arte.
Perdón por la blasfemia contra Cezanne, pero esa clase de blafemias me parece saludable porque ayudan a repensar las cosas que damos por sabidas.
No me parece casual tampoco la espectacular ascensión de las más variadas supersticiones, desde la astrología a las sectas modernas, desde la homeopatía al creacionismo, que se han hecho ya habituales de nuestra sociedad. Como decía alguien, la civilización es un fino barniz, y la interrupción, voluntaria o involuntaria, de la continuidad cultural en unas pocas generaciones nos ha sumido en una especie de nueva Edad Media cultural, aunque tecnológicamente sigamos avanzando.
Tema, este del medioevo contemporáneo, por cierto, que no es ni siquiera un invento mío.
Quizá aún estemos a tiempo de recobrar la cordura, al menos lo estamos intentando. Pero parece que el movimiento hacia abajo tiene una inercia difícil de frenar. Supongo que todavía seguirá hundiéndose todo un poco, aunque ya estemos -cada vez más gente- intentando invertir la tendencia.
Estimado Anxova:
Hay un libro que te recomiendo, si no lo conoces( creo que te va a resultar muy sustancioso): se llama "Las aventuras de la vanguardia" del argentino Juan José Sebreli. Es un comentario histórico sobre el nacimiento y evolución de la modernidad hasta nuestros días, pero desde un punto de vista muy crítico.Es posible que Daniel Pérez haya oído hablar de él.
Estimado Daniel, hace unos días terminé una obra de un crítico español,"Vida de la Pintura",que incluye un capítulo que se titula: Pintores que les gustan a quienes no les gusta la pintura; entre ellos citaba a Gauguin, y no sin ciertas razones...Sí, creo que cuestionarse lo establecido es muy sano.
Un saludo y gracias
Estimado Escosura: claro que cuestionarse lo establecido es muy sano, yo incluso publiqué dos libros en los que hacía precisamente eso. El problema no es ése, puesto que como venimos diciendo en Artellando, también Hitler se rebeló contra una vanguardia establecida que llevaba como mínimo 30 años funcionando. La clave está, creo, en a) no anclarse en sólo un tipo de cuestionamiento, b) tener cuidado con los cuestionamientos excluyentes (con todo el conceptual, con toda la pintura...), y c) mostrarse crítico para que el arte contemporáneo mejore, no para que desaparezca y sea sustituido por pintores que trabajan como en el renacimiento.
El libro de Sebreli es muy interesante, aunque no comparto muchas de las cosas que se dicen en él, particularmente la diferenciación tajante que el autor hace siempre entre Ilustración e irracionalismo.
...Aunque el fondo que se aprecia desde tus premisas, Rubén, es que tratas de conservar lo actual con el mismo celo que al felino de Doñana; lejos está esta actitud, de lo que debería ser el espíritu de la vanguardia, o del concepto de lo moderno vinculado al progreso político y social. Y es que, en mi modesta opinión, se trata de mantener el "statu quo",porque este da de comer a mucha gente.De hecho, Rubén, el Arte Contemporáneo es una marca, con toda su estrategia de marketing respaldándola, tanto que en España se intenta utilizar como santo y seña de desarrollismo.Además como cualquiera puede entender, ningún gobierno va a financiar un movimiento que trate de subvertir los valores que ese mismo gobierno defiende.¿Dónde está la vanguardia ahí?. No aparece por ningún lado; es arte oficial. Es por esto que toda esta parafernalia está muy alejada de lo que yo entiendo y siento como arte.
En fin, estamos en una época donde es el propio estado el que hace de gurú animador de las diletantes modernidades de la comunidad creativa,( y esto es muy acentuado en España),y donde como apunta Sebreli en su , como muy bien dices, interesante libro, se ha llegado a una igualación desde abajo,y a una abolición de la desigualdad de talentos, por antidemocrática.
Gracias y un saludo
Te digo que para mí la clave está en "a) no anclarse en sólo un tipo de cuestionamiento, b) tener cuidado con los cuestionamientos excluyentes (con todo el conceptual, con toda la pintura...), y c) mostrarse crítico para que el arte contemporáneo mejore, no para que desaparezca y sea sustituido por pintores que trabajan como en el renacimiento", y ante ello tú desandas todo el camino para insistir (sin que sepamos en qué te basas): "...Aunque el fondo que se aprecia desde tus premisas, Rubén, es que tratas de conservar lo actual con el mismo celo que al felino de Doñana; lejos está esta actitud, de lo que debería ser el espíritu de la vanguardia, o del concepto de lo moderno vinculado al progreso político y social."
Bien, esto es lo que comúnmente se conoce como "diálogo de sordos", y no voy a ser yo quien lo siga. No me apetece soltar por enésima vez el rollo de que es falso que la pintura esté discriminada, que no es de recibo rechazar toda una disciplina en bloque, que denunciar los chanchullos es algo tan necesario en el arte como en la política o la empresa, etcétera, y no me apetece hacerlo porque no serviría para avanzar en el diálogo; sería como si no lo hubiese dicho nunca. Si era tu objetivo que me cansara lo has conseguido; he perdido todo el interés en esta discusión. Me declaro vencido por agotamiento. Avísame cuando cuentes algo de Velázquez. Saludos.
..."Mostrarse crítico para que el arte contemporáneo mejore": estimado Rubén, lo que trato de expresar, es que entiendo que el arte contemporáneo, ni puede mejorar, ni puede empeorar; simplemente es como es, o se toma o se deja. Yo me quedo con el arte sin etiquetas,con aquellas obras que me emocionan, y no trato de ser árbitro de ninguna competición abstracta entre la tradición y lo nuevo.Es más, creo que el arte contemporáneo como concepto es muy sólido ,un invento infalible,de hecho, sigue teniendo el calificativo de contemporáneo,¡y después de 100 años!; es la única ideología revolucionaria que se ha mantenido después de un siglo tan accidentado.Aunque claro, al final ha llegado al XXI, irremediablemente aburguesada.
Siento haberte aburrido, pero yo seguiré visitándote, si no te importa.
Un saludo, y gracias otra vez
Yo también seguiré visitándote, sólo digo que espero tus opiniones sobre Velázquez, o Goya, o Bernini, etcétera (o Sebreli) para volver a dialogar sobre cosas que nada tengan que ver con esta querella entre antiguos y modernos, la cual yo creía totalmente superada hasta que encontré a quienes hoy todavía piensan que el tema incluso merece un manifiesto. No me apetece pegarme contigo en tu casa, simplemente. Gracias a ti y un saludo.
Ya sabes que eres bienvenido Rubén, un saludo.
Estimado Escosura: creo que tanto el libro de Sebreli como "A la zaga", de Eric Hobsbwan, que te recomiendo, son magníficos disparadores de la reflexión. Respecto de la disputa pintura - arte contemporáneo (o neoconceptual) creo que los términos de ambas posturas están muy claros y que es un poco ocioso continuar debatiéndolas; por mi parte prefiero pensar que se trata de posiciones inconciliables y que la postura relativista de decir "todo es arte, y por lo tanto igualmente válido" es deshonesta y falaz, porque todo el edificio de las vanguardias se construyó sobre la idea de que la pintura tradicional había caducado por inactual y ajena al "espíritu de la época". Uno de los grandes gurúes del arte conceptual en la Argentina organizaba salones en la década del 60 (en la Fundación Di Tella) con una consigna básica para los participantes: "hagan otra cosa que no sea pintura ni escultura". Todo estaba bien si no era pintura, y ya en los comienzos de la abstracción, la única certeza de los pioneros era negativa; sabían lo que no se debía hacer, pero el perfil del nuevo arte que soñaban se perdía en la nebulosa del futuro. Así iniciaron el vértigo de ismos y novedades de todo tipo que se iban anulando entre sí para dejarnos un agotador repertorio de vías muertas (los chorreaditos de Pollock, los cuadrados de Mondrian, Albers, Malevitch y quién sabe cuántos más, las manchas "místicas" de Rotkho, el informalismo, el pop y otros mil intentos pictóricos de alcanzar la inalcanzable epifanía del arte soñado, que hoy se trasladó a la incesante invención o apropiación de "nuevos medios". En el día de hoy, como ya son concientes del hastío general y de la creciente conciencia del público de arte de que el mingitorio y toda su descendencia son un simple fraude, pretenden instalar la idea de que todo es arte, de que antes estaba Rembrandt y hoy Damien Hirst, y de que están dispuestos a readmitir la pintura... para disimular el fraude. Por mi parte, me parece menos tortuoso y menos falso admitir que no es necesario coincidir, que pueden existir ideas y valores contradictorios y que no es imprescindible desatar una guerra de exterminio. El conceptualismo cree que hay zonas de la pintura definitivamente vedadas porque pertenecen al pasado, y yo creo que el conceptualismo es una vía muerta y un patético fracaso, aunque partió de un sentimiento entendible en el estado de las ideas que existía a comienzos del siglo XX. Ergo, me parece desgastante e innecesario discutir interminablemente con los adoradores del mingitorio, porque las posiciones de ambas partes están muy claras; dejemos que el tiempo vaya decantando los valores y poniendo cada cosa en su lugar.
Efectivamente las posturas de los radicales de la pintura y del conceptualismo están muy claras y nunca llegarán a coincidir. Somos los que estamos en medio (porque nos gustan artistas de uno y otro lado) los que terminamos por aburrirnos de tanta disputa entre profetas. Los extremistas, los que piensan que el mundo es demasiado pequeño como para respetar al diferente (por ejemplo tachando a todos los conceptuales de "fraude", "deshonestos", "falaces" y "patético fracaso"), seguirán dándose garrotazos por los siglos de los siglos; ése es su negocio.
Estimado Daniel:
Muchas gracias por tu recomendación. A mi me han animado a leer recientemente( cuando salió en una conversación el tema del dirigismo político en cuanto a lo que se conservaba o no en los museos de arte contemporáneo)un libro de Boris Droys que se titula "Sobre lo nuevo"; no se si lo conocerás.
En cuanto al enfrentamiento dialéctico sobre el caso del arte contemporáneo, a mi me parece necesario; alguien tiene que llamar la atención, a viva voz, sobre la desnudez del emperador. Aunque entiendo perfectamente que desmontar un engranaje tan bien dispuesto,no es cosa de unos años. Es más, es posible que la marca registrada como arte contemporáneo siga su curso otros cien años,entonces ya tendríamos dos siglos de arte moderno, con lo cual habriamos llegado a una paradoja total del significado del tiempo en cuanto a sus efectos sobre el arte de vanguardia, que habría hallado la fuente de la eterna juventud.
Un saludo y gracias.
Estimado Rubén:
Me alegra leerte de nuevo. Me gustará tratar sobre el gatopardo;pero Lampedusa hablaba sobre el fin de una clase endogámica y encerrada en sí misma, que se intentaba reinventar para no perder sus privilegios.Creo que si en ello existe un paralelismo, ese es con el aristocratismo artístico, con el hermetismo que reside en el arte contemporáneo.
Gracias otra vez
Estimado Escosura: si, como parece, tienes algo interesante que decir sobre lo que escribo en mi blog, por favor: cuéntamelo allí siguiendo el hilo del post en cuestión. Si te gusta Boris Groys te recomiendo vivamente Obra de arte total Stalin, en Pre-Textos, un libro impresionante.
Gracias y un saludo
Gracias por el dato, amigo Escosura; añado el libro de Boris Droys a la lista de los que espero poder leer.
Coincido en la necesidad de un esclarecimiento constante para exponer el fraude del arte contemporáneo, pero me parece inútil y desgastante dedicarse a enfrentar las descalificaciones y los autos de fe de los adoradores del mingitorio. Es mucho mejor usar la poca o mucha energía que tenemos para investigar las claves de la creencia en en el absurdo, una cuestión que se podría sintetizar con esta simple pregunta: ¿cómo es posible que tantas personas inteligentes e informadas estén dispuestas a creer que basta con declarar que algo es arte para que realmente lo sea?
Estimado amigo Daniel, como bien me ha apuntado Rubén,se trata de Groys, no Droys;cuando me lo dijeron yo lo transcribí erróneamente.
Sobre la obra de Duchamp,Jean Clair, en su obra "La responsabilidad del artista" reproduce un cita sacada de una entrevista al profesor Gombrich, en la que este con cierta desazón comenta sobre el nivel de las discusiones sobre arte, que en un momento en que a diferencia de otros campos como la genética, donde la investigación está llegando a unos niveles nunca soñados, sus colegas desperdician el tiempo en teorizar sobre el significado de exponer un urinario.
Pero ahora, en esta época estival, creo que voy a dejar de lado estas polémicas y dedicarme a leer una obra a la que hace tiempo que le tenía echado el ojo: El mundo de ayer. Memorias de un europeo, de Stephen Zweig.
Gracias y hasta pronto
Estimado Escosura: celebro la coincidencia: "El mundo de ayer" es uno de los libros que suelo recomendar calurosamente; Zweig hace allí una reconstrucción esscalofriante del estado de ánimo fervoroso y entusiasta de la sociedad europea ante la guerra del 14, recibida por la juventud como una irresistible oportunidad de aventura y de gloria. Celine lo muestra del lado francés en las primeras páginas de "El viaje al fin de la noche"; París llena de banderas, marchas militares, patriotas y mujeres besando y arrojando flores a los voluntarios que marchaban rumbo al matadero. Son testimonios irrefutables de la ceguera y el desvarío que suele arrastrar a las sociedades, en algún punto conectados a la ceguera y el desvarío que genera el arte contemporáneo.
Estimado Escosura: ¿has abandonado el blog? Espero que no. Un saludo.
Publicar un comentario